¿Se debe tratar a todo el mundo por igual?

En el libro “The Best Team Wins” (Gostick & Elton, 2018), se reflexiona sobre la importancia de “dar a cada colaborador su guitarra”. Esta imagen desmonta un poco la idea más tradicional de que todos los colaboradores deben ser tratados por igual y de que el camino de todos ellos debe estar predeterminado. Sí es fundamental que cada colaborador tenga una visión de carrera, pero ésta no tiene por qué ser necesariamente la misma para todo el mundo. 

Cada persona tiene cualidades, inquietudes y motivaciones diferentes. Asegurar que cada persona se desarrolle en lo que es bueno y en lo que le interesa puede generar resultados extraordinarios. La misión de un buen gerente debe ser, por lo tanto, entender las inquietudes y los intereses del equipo y dar la oportunidad a cada persona de seguir un camino que cumpla con sus expectativas. La misión del líder no es, por lo tanto, decirle a cada persona qué tiene que hacer o por dónde tiene que ir, sino proveer a los colaboradores de los recursos, la confianza y la motivación para seguir su camino, sin que se pierdan de vista, por supuesto, los objetivos generales. 

Esto atenta de alguna manera contra los enfoques gerenciales tradicionales. Éstos conciben la empresa como un mecanismo, en el que cada cual debe ocupar una posición específica. Las funciones son específicas y vienen establecidas por organigramas y procedimientos. En estas situaciones, no se invita a los colaboradores a pensar que pudieran hacer otras cosas o que pueden seguir caminos insospechados. 

El número de funciones y roles que una persona podría desempeñar se acota, de hecho, formalmente, para hacerlo encajar con la idea que se tiene para ella. Cualquier iniciativa que se salga de la norma esperada, se desincentiva o se deja morir como si se tratara de un indeseado ronroneo o traqueteo en la máquina organizativa. 

Como se reflexiona en el inspirador libro “Reinventar las organizaciones” (Laloux, 2017), se trata de incrustar a las personas en la estructura piramidal. En lugar de ello, algunas empresas han demostrado la eficacia de otros modelos organizacionales en los que las funciones no se establecen jerárquicamente, sino que son definidas por equipos autodirigidos de trabajo de manera más o menos informal. Cada persona puede asumir de esta manera numerosas actividades según sus intereses y capacidades y con el conocimiento del equipo, sin que en ello se pongan limitaciones o cortapisas.

Esta idea puede espantar a quien conciba las empresas de manera más ordenada y considere que una parte fundamental del trabajo gerencial consiste en controlar lo que pasa aguas abajo desde su posición jerárquica. Efectivamente, este tipo de mentalidad puede sentir miedo al percibir la incapacidad de gestionar una red compleja de funciones y comunicaciones. 

Precisamente, no es necesario desarmar esa red, ni tratar de domesticarla por estructuras preestablecidas. El líder debe asumir que no todo tiene porqué pasar por él y dejar que las cosas ocurran sin su necesaria intervención. En todo caso, los líderes deben ofrecerse de esta manera, más como consejeros que como directores, para apoyar las iniciativas, cuando son requeridos. 

Como la persona que empuja un carro cargado y siente que se acelera al cambiar la pendiente, los gerentes en estas organizaciones no deben oponerse a la gravedad e intentar frenar, talones clavados en el suelo, la propia inercia de la organización. Es importante saber subirse al carro y dejar que sea éste el que ahora se mueva por su propia iniciativa. El líder, de esta manera, deberá encargarse de echar la vista hacia adelante y avisar si viene algún obstáculo, pero ya no es el encargado de empujar. 

Si se me permite la referencia popular, volviendo al símil de las máquinas, si las organizaciones tradicionales son como el Terminator de Arnold Schwarzenegger, ya hay otras empresas que se parecen más al de Terminator 2, conformadas por metal líquido y, por lo tanto, adaptativas, continuas, sin piezas específicas. Esta forma es infinitamente más resiliente, no puede ser descabezada, no se reservan funciones específicas para las personas y no puede ser atacada efectivamente ni desde dentro ni desde fuera, ya que encuentra siempre efectivas maneras de cubrir los huecos o las deficiencias. 

En definitiva, para que esto ocurra, como argumentábamos al principio, las personas deben ser dotadas de la información y la capacidad de moverse dentro de la organización, encontrando las maneras de ser más efectivas, con visión de conjunto. Este debe ser un proceso orgánico y no forzado desde posiciones jerárquicas. 

Por su propia naturaleza, entonces, los colaboradores ya no pueden ser tratados de manera igualitaria, ya que cada uno tendrá distintas funciones y responsabilidades no predefinidas. La manera en que gestionan, en esta situación, los reconocimientos y beneficios, variará, pero ya no se puede basar en rígidas tablas jerárquicas, sino en más bien en evaluaciones internas, donde la opinión y criterio en un ámbito de 360° se hace fundamental. Cada colaborador recorre, en consecuencia, en estas organizaciones un camino único y diferencial. 

¿Te imaginas una organización así? ¿Te gustaría trabajar en una? ¿Qué opinas al respecto?

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Jorge Melero

Jorge Melero

Jorge Melero es ingeniero industrial de formación, conferencista, docente y director general de una de las empresas más influyentes del sector de energías renovables en América Latina y España.

Poseedor de un MBA por la Heriot Watt University, ha dedicado su carrera profesional a ayudar a empresas del sector energético a expandirse y alcanzar niveles de crecimiento y excelencia operativa extraordinarios.

Su misión es inspirar a líderes, empresarios y profesionales para impulsar el cambio en la administración tradicional de la empresa hacia una gestión más eficaz para construir organizaciones modernas, éticas y con propósito.

1 Comment

  1. Alberto Calderon

    Claro que me gustaría laboral en empresas donde lo mas importante es trabajar en equipo, desde la Alta Direccion hasta el ultimo Colaborador donde cada uno tiene un objetivo trazado Crecer a la empresa donde Labora (Si uno crece con la empresa, tu Familia Crece )y para eso hay dos palabras que se me viene a la Mente : LA CONFIANZA Y EL RESPETO,Trabajar en Equipo, Desaprender y Aprender una Cultura Organizacional con tu gente , con tu Gerente con todas las Areas que apuntan a un mismo Sistema.

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Jorge Melero es industrial de formación, conferencista, docente y director general de una de las empresas más influyentes del sector de energías renovables en América Latina y España.

Poseedor de un MBA por la Heriot Watt University, ha dedicado su carrera profesional a ayudar a empresas del sector energético a expandirse y alcanzar niveles de crecimiento y excelencia operativa extraordinarios.

Su misión es inspirar a líderes, empresarios y profesionales para impulsar el cambio en la administración tradicional de la empresa hacia una gestión más eficaz para construir organizaciones modernas, éticas y con propósito.